pon mis manos contra el muro,
camina hacia atrás y no me pierdas de vista.
Ahora puedes disparar.
Dispara a mi sonrisa,
al dolor que me acongoja en la soledad,
a la obscenidad de mis pensamientos.
Ahora puedes disparar.
Camina y toma mi cuerpo,
moribundo y exhausto.
Exhausto de sentimientos,
por eso disparame,
desnudame y dispara.
Disparame.
Ahora disparame.
Edgard Segovia Acencio
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